Cavitación
La cavitación es una técnica no quirúrgica para eliminar la grasa localizada mediante el uso de ultrasonidos de baja frecuencia. Su principal ventaja es que ofrece la posibilidad de conseguir los mismos resultados que una liposucción, pero sin la necesidad de una intervención quirúrgica, por eso cada vez más personas prefieren la cavitación como alternativa indolora, sin anestesia y muy efectiva, y sin dejar ningún tipo de señal o cicatriz en la piel.
Es un método útil para suprimir la denominada en el ámbito de la estética celulitis, la piel de naranja y la llamada piel de colchón. También se utiliza especialmente en el posparto: después de dar a luz, ciertas mujeres tardan un tiempo en adelgazar y recuperar la figura que tenían antes del embarazo, y les resulta difícil eliminar la grasa que durante el proceso de gestación se ha ido acumulando en determinadas zonas del cuerpo, sobre todo el abdomen, los muslos y las piernas. Aunque está desaconsejada durante la gestación, al igual que lo está para aquellos pacientes que dispongan de dispositivos implantados como prótesis o marcapasos.
Los ultrasonidos de la cavitación generan pequeñas burbujas en las células de grasa que implosionan, provocando la rotura de estas células que se convierten en líquido. Por último, este líquido es expulsado mediante la orina y el sistema linfático.
Los resultados son visibles desde las primeras sesiones, pudiendo llegar a perder hasta 12 centímetros de contorno corporal.
Procedimiento de la cavitación
Tras delimitar la zona a tratar con cavitación (abdomen, piernas, glúteos…), se aplica un gel para desplazar con un aplicador de forma circular. Durante cada sesión, se percibe una sensación de succión no dolorosa.
Cada sesión tiene una duración aproximada de unos 20 – 40 minutos y a continuación se pueden aplicar otras técnicas de drenaje, presoterapia o masajes para favorecer la eliminación de las células grasas y evitar que se reabsorban nuevamente.
Para lograr unos resultados óptimos se recomiendan entre 6 y 12 sesiones, dependiendo de las necesidades de cada paciente, una vez por semana.
Beneficios de la cavitación
Su ventaja principal es que actúa de forma localizada, esto es, permite modelar tan solo las zonas que una persona desee, sin afectar a las demás, de manera que los resultados finales resultan mucho más precisos y se aprecian casi de inmediato. Además, la cavitación influye en la circulación de forma notable, podría contribuir a regular el tránsito intestinal, contribuye en la eliminación de toxinas y aumenta el tono y la elasticidad de los tejidos corporales.
La cavitación es un tratamiento novedoso que cuenta con numerosos beneficios, como por ejemplo, que tu piel recupere el aspecto joven y sano. A continuación, destacamos otros de sus beneficios:
- Mejora la circulación sanguínea.
- Elimina toxinas y líquidos cuando se combina con el drenaje linfático.
- Aumenta el tono y la elasticidad de los tejidos, es decir, tonifica los músculos.
- Ayuda a regular el tránsito intestinal.
- Elimina celulitis y la piel de naranja.
- Mejora la elasticidad y el aspecto de la piel.
- Activa la producción de colágeno.
Recomendaciones para antes y después de cada sesión
Durante el proceso de cavitación es aconsejable que para conseguir unos mejores resultados bebas abundante agua (1,5 litros de agua)y realices una dieta hipocalórica (dieta baja en calorías), así como que practiques ejercicio suave entre sesión y sesión. Aunque no es imprescindible para la obtención de los resultados esperados, hacer ejercicio de forma moderada entre una sesión y otra puede ser de utilidad. Asimismo, se recomienda dejar pasar 72 horas entre dos sesiones como mínimo.
Como ya hemos comentado, después de cada sesión conviene recurrir a técnicas de drenaje (masaje o presoterapia) para facilitar la eliminación de la grasa.